Los estándares del PFE proporcionan un conjunto de indicadores que permiten a los centros educativos reflexionar sobre su visión actual de la educación cristiana y cómo la están implementando en diferentes niveles. Entendiendo que cada centro educativo es único y que cada uno atraviesa un proceso de crecimiento y madurez a lo largo del tiempo, esta autoevaluación se convierte en una herramienta valiosa para establecer metas de mejora de manera estratégica. Al hacerlo, se utilizan términos comunes que los centros educativos de ACSI de todo el mundo pueden reconocer y aplicar, creando un lenguaje común que favorezca el aprendizaje y la mejora continua.
Cada miembro de su equipo de autoevaluación debe representar a varios miembros de la comunidad escolar. Idealmente, esto incluiría un miembro de la junta escolar, un líder del centro educativo y un maestro líder con aportes de otras personas o grupos.
La autoevaluación se divide en seis estándares. Cada uno de los estándares describe un dominio o área de enfoque para el mejoramiento escolar y la razón fundamental para incluirlo en el proceso de autoevaluación de un centro educativo cristiano.